En momentos de crisis desafíate a ti mismo: Lo “imposible” es a veces lo “nunca intentado”
En mi trabajo, tengo la oportunidad de visitar muchas empresas de diferentes giros, tamaños e ideologías. Recientemente, al visitar a uno de mis clientes me encontré entre sus pasillos un pizarrón que contenía los avisos del mes, los cumpleaños de los colaboradores, y entre otras cosas, pasando inadvertido, una historia excepcional para los tiempos en los que vivimos. Este relato, contiene una enseñanza que confirma como los momentos de “crisis” son los mejores momentos para crecer y ser mejores. Me recordó también una campaña publicitaria que manejamos en Adidas hace algunos años: “Impossible is nothing” (nada es imposible). Con el paso del tiempo y en mi vida personal y profesional, esta frase ha resultado ser más que cierta, y he comprobado una y otra vez, como los límites para alcanzar nuestros sueños los establecemos nosotros mismos. Recordemos: nada es imposible. Ahora comparto esta historia con ustedes.
Lo imposible es a veces lo nunca intentado – autor desconocido
Los japoneses siempre han gustado del pescado fresco. Pero las aguas cercanas a Japón no han tenido muchos peces por décadas. Así que para alimentar a la población japonesa, los barcos pesqueros tuvieron que ser fabricados más grandes para así poder ir mar adentro todavía más lejos. Cuanto más lejos iban los pescadores, más era el tiempo que les tomaba regresar a la costa a entregar el pescado. Si el viaje redondo tomaba varios días, el pescado ya no estaba fresco. A los japoneses no les gusta el sabor del pescado cuando no es fresco. Para resolver este problema, las compañías pesqueras instalaron congeladores en los barcos. Así podían pescar almacenando el pescado en los congeladores. Ello al mismo tiempo les permitía a los barcos ir aún más lejos y por más tiempo. Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la diferencia entre el pescado congelado y el pescado fresco, y no les gustó el pescado congelado. El pescado congelado se tenía que vender más barato. Así que las compañías instalaron tanques para los peces en los barcos pesqueros. Podían así pescar los peces, almacenarlos en los tanques y mantenerlos vivos hasta llegar a la costa de Japón. Pero, después de un tiempo, los peces dejaban de moverse en el tanque, ya que estaban aburridos y cansados, pero vivos. Desafortunadamente, los japoneses también notaron la diferencia del sabor. Porque cuando los peces dejan de moverse por días, pierden el sabor “fresco-fresco”. Los japoneses prefieren el sabor de los peces bien vivos y frescos, no el de los peces aburridos y cansados que los pescadores les traían… ¿Cómo resolvieron el problema las compañías japonesas? ¿Cómo consiguieron traer pescado con sabor de pescado fresco? Sí las compañías japonesas te pidieran asesoría, ¿qué les recomendarías? Tan pronto como alcanzas tus metas tales como empezar una nueva empresa, pagar tus deudas, encontrar una pareja maravillosa, o lo que sea, tal vez pierdas la pasión. Ya no necesitarás esforzarte tanto, así que sólo te relajas. Experimentas el mismo problema que las personas que se ganan la lotería, o el de aquellas personas que heredan mucho dinero y nunca maduran, o el de las personas que se quedan en casa y se vuelven adictos a los antidepresivos y a los ansiolíticos. Al igual que en el problema de los pescadores, la mejor solución es a veces sencilla. Lo dijo L. Ron Hubbard a principios de los años 50: “Las personas prosperan, extrañamente más, sólo cuando hay desafíos en su medio ambiente”. Hubbard escribió en su libro»Los beneficios de los desafíos»: «Cuanto más inteligente, persistente y competente seas, más disfrutarás un buen problema”.