¿Cómo hacer más con menos? ¡Ve por el camino del apalancamiento!
¿Cómo puedo hacer más con menos? ¿Cómo puedo servir a más clientes en mi negocio? ¿Cómo puedo aumentar mi producción saliente con menos tiempo de mi parte? ¿Cómo puedo abarcar…
Para superar estas interrogantes cientos de empresarios han tomado el camino del APALANCAMIENTO. El verdadero trabajo del dueño del negocio (aún de los negocios pequeños) es trabajar PARA y no EN el negocio. Es ahí donde reside el poder del apalancamiento. En tu negocio cada acción que realices operándolo (en lugar de construyéndolo) deberá llevarte de inmediato a la siguiente interrogante: ¿Cómo puede el apalancamiento jugar a mi favor? Aunque el tema del apalancamiento es extenso, aquí voy a cubrir las cuestiones básicas sobre el mismo. Iniciando por:
La clave aquí va más lejos de sólo dejar de operar el negocio, pues debes considerar delegar la función adecuada en el puesto más adecuado. Esto incluye, desde sistemas de reclutamiento exitosos (que por cierto están presentes en menos del 5% de las PyMES en México) hasta el plan de carrera para el personal.
¿Qué es el apalancamiento?
La forma más fácil de definir el apalancamiento es simplemente “hacer más con menos” y luego tomar este enunciado y elevarlo a la “enésima” potencia. De hecho el verdadero apalancamiento es hacer MUCHO MÁS con MUCHO MENOS. Esto se logra cuando el dueño de negocio deja de trabajar en su negocio y comienza a hacerlo para su negocio. ¿Y cómo una persona puede empezar a apalancarse para lograr la abundancia personal y de negocio? Las cuatro áreas donde puedes empezar son:1. Apalancamiento a través del personal y educación
Esta es la forma más obvia de apalancarse. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, no se hace como se debería hacer. Parte del hecho bien conocido por la mayoría de los dueños de Pymes: Tu no puedes –ni debes- hacer todo en tu negocio, así que un día decides delegar…. Sin embargo, después de un tiempo te das cuenta que nadie lo hace como tú y decides regresar a “arreglar” todo lo mal que los demás lo han hecho. Por supuesto, eres el primero en darte cuenta que tú sólo no podrás atender a más clientes, ni de aumentar más la producción, ni de negociar mejores acuerdos porque el tiempo –tu recurso más valioso- no lo permite, pero ya has sufrido la dolorosa experiencia de la delegación (por abdicación). En ese momento te das cuenta de que te encuentras en una trampa. ¿Cómo salir de ella?