Cómo emprender un negocio propio y no ahorcarse en el intento
Las épocas de crisis representan oportunidades para incursionar en diferentes rubros. Al margen de cuál sea la actividad en la que decidamos incursionar –ya sea la venta de un producto o la prestación de un servicio– tenemos siempre que considerar los costos asociados en los que incurriremos para desarrollar nuestro plan personal de negocio. En algunas ocasiones al emprendedor no le preocupan los desembolsos iniciales; en otras, el emprendedor se asocia con otros emprendedores para enfrentar y absorber en grupo los costos de arranque, y por último existe también el emprendedor que decide lanzarse al mundo empresarial con más ganas que dinero. Los tres escenarios son válidos. Hoy en día, sea cual fuere nuestro caso, el presupuesto es algo que debemos cuidar en extremo. Por ello a la par de nuestro plan de negocio debe ir la planeación y el celoso cuidado de nuestro capital. Uno de los puntos más importantes en este tema es la inversión de arranque. La inversión inicial que debemos considerar son los gastos relativos a la instalación de nuestra oficina o centro de operaciones:
- Equipo(s) de cómputo
- Teléfono e Internet
- Mobiliario

- En su hogar (home office)
- En el garage de su casa
- Rentar una oficina
- Contratar los servicios de oficina virtual